Detrás hay unos novios

En más de una ocasión me han dicho que todas las bodas son iguales, no estoy muy de acuerdo con esta afirmación. Ya digo que no, he estado en bodas donde los invitados pasaban con un plato de plástico, haciendo cola, para coger su ración de comida de una olla, y en otras en las que incluso había invitados altezas reales. Quiero decir con esto que el abanico es muy amplio, entre un caso y otro existen mil maneras de celebrar un enlace. Pero quizás eso tampoco sea lo más importante. Porque en algunas ocasiones las parejas transmitían un amor y una complicidad enorme, pero en otras me atrevería a afirmar que la celebración parecía más un funeral que otra cosa. Independientemente de cómo fuera de fastuosa la historia.

Me pregunto a cuántos novios les habré hecho una foto el día de su boda, en unas lo pasé muy bien y otras fueron un tostón auténtico. Que alguien confíe en ti en un día tan especial produce una satisfacción muy grande. Aunque alguna vez he pensado que ojalá hubiesen confiado en otra persona, porque hay novios y novios... Y digo novios porque muchas veces me han dicho "ya no son novios, que se acaban de casar, son un matrimonio", pero el diccionario recoge novios como "recién casados", claro que uno que es prudente ha mirado siempre con cara de pócker al listo que le corregía y seguía haciendo fotos, que al fin y al cabo es para lo que a uno le contrataron. Recuerdo con una ilusión tremenda el día de mi propia boda, cierro los ojos y aún me parece que esté volando...